(Navarra. El Español 4 de febrero 2020)
Marimar, la tudelana que necesita una cura urgente,
desbordada por el apoyo: "No sabía que la gente era tan buena"
El objetivo es reunir 24.000 euros para pagar un tratamiento
que le permita volver a segregar saliva y poder llevar una vida digna.
La vida de la tudelana Marimar González Amillo, de 45 años,
se ha convertido desde el 2016 en un auténtico recorrido de montaña rusa, con
descensos muy pronunciados de noticias fatídicas, como el cáncer que padeció y
el síndrome de Sjögren que sufre ahora, y ascensos optimistas tras victorias
en la lucha contra la enfermedad y por el calor humano recibido en los momentos
más difíciles.
Hace ahora cuatro años, a esta mujer le diagnosticaron un
cáncer de mama. La sentencia ya es dura por sí sola, pero Marimar cuenta que
ese diagnóstico llegó muy tarde. "Estuve tomando antiinflamatorios,
pero en realidad tenía cáncer. Fue muy malo, triple negativo",
relata.
Ella sobrevivió. Aunque no fue fácil. Para lograrlo hicieron
falta 16 sesiones de quimioterapia y mucho esfuerzo por agarrarse a la
vida. "Fue un proceso muy duro, algo inhumano, porque me lo cogieron
muy tarde", incide.
La alegría de haber salido triunfante de esa batalla contra
la enfermedad no duró demasiado, puesto que pronto comenzó a sufrir sequedad en
la boca, a lo que los médicos de la Seguridad Social le contestaban que sería a
causa de una depresión. "Al final, me fui a una entidad de pago,
donde me hicieron una biopsia, y ahí se vio que tenía un síndrome
de Sjögren de caballo", explica.
Los síntomas le impiden llevar una vida normal, ya que se le
pegan los labios, no puede comer con normalidad, por lo que ha perdido bastante
peso, y le abrasa continuamente la garganta. Tal y como apunta, también en esa
ocasión el diagnóstico llegó tarde, y el resultado fue que sufre el
grado más alto de este síndrome, un trastorno autoinmunitario en el que se
destruyen las glándulas que producen las lágrimas y la saliva.
"Si me lo hubieran cogido antes, los tratamientos que
existen me podrían haber hecho efecto, pero el grado que yo tengo ahora es muy
alto, y en la Seguridad Social lo único que me decían era que aguantara, que
pensara solo en sobrevivir, que tenía que vivir por mis dos hijos",
declara esta tudelana, madre de dos chicos de 19 y 8 años.
NUEVA ESPERANZA
Cansada de recibir esas respuestas, Marimar y su familia
acudieron a la clínica Teknon de Barcelona, en la que de nuevo apareció en
el horizonte una luz de esperanza. "Me dijeron que a lo mejor había suerte
si probaba con un tratamiento de células madre. Y en él estoy. Me la
sacan el día 6 de la médula, después la incuban durante más de 20 días en
el hospital de Valladolid y luego me la vuelven a meter. Si se consigue el
milagro, volveré a babear. O a tener saliva, porque es horrible vivir
así", expone.
El problema radica en que ese tratamiento no lo cubre la
Seguridad Social y es muy costoso, concretamente vale 24.000 euros,
y la familia de esta tudelana no podía afrontarlo con sus propios ahorros.
Ante esta situación, el director del colegio de su hijo
pequeño, la Compañía de María de Tudela, comenzó hace tan solo unos días una
campaña en las redes sociales para animar a la gente a que
apoyara a Marimar y lograr que entre todos se pudiera reunir esa cantidad,
que la tudelana debe abonar el próximo día 27.
No solo son donaciones monetarias lo que ha ido recibiendo,
sino que en la capital ribera se están organizando conciertos, obras de
teatro y pinchos solidarios para que todo el que lo desee pueda
aportar su granito de arena. Para las colaboraciones directas, se ha habilitado
la siguiente cuenta bancaria: ES18 0049 0036 1120 1159 0699.
EMOCIONADA Y AGRADECIDA
Una vez conocido el revuelo y la ola de solidaridad que ha
despertado su caso, Marimar afirma sentirse muy emocionada y agradecida con
todo el mundo. "Se ha volcado España entera, me han llegado donaciones de
Madrid, de Valencia, he salido en los medios de comunicación, me ha llamado el
alcalde, en poco tiempo la cuenta ha subido a 6.000 euros... Agradezco
muchísimo el esfuerzo que se está haciendo. Todo lo que diga es poco",
enfatiza.
Para Marimar, la sorpresa ha llegado al darse cuenta de la
empatía que puede despertar en personas que no la conocen de nada y que han
decidido ayudarla en su objetivo de alcanzar la cifra que le permita costear el
tratamiento. "Estoy desbordada, la gente es muy buena y se está
portando muy bien conmigo, y solo tengo palabras de agradecimiento",
manifiesta.
Sobre el tratamiento, ella solo piensa en que finalmente
resuelva la situación que está padeciendo y que le permita vivir más
dignamente. "Si Dios quiere y hay suerte, podré hacer una vida más normal.
Hasta ahora, a todos los que se les había llevado a cabo eran pacientes con
cáncer de cabeza o de garganta, pero los médicos creen que a mí también
me puede servir", subraya.
"Espero que así sea -añade-, porque así es imposible
vivir. Hay días que me levanto por mis hijos. El equipo médico que me atiende
tiene mucha esperanza y son optimistas. Yo solo quiero poder vivir
dignamente".
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