Esperamos que todos os encontréis muy bien!!!
Dar y recibir amor en familia con estos cinco hábitos
Vivir en familia implica una construcción permanente,
donde cada uno de nosotros debe dar lo mejor de sí para el beneficio de todos.
El amor, qué duda cabe, es el valor principal para que las familias vivan en
armonía.
La convivencia en familia no es fácil, y ello se debe a que
cada uno tenemos gustos e intereses distintos. No obstante de que toda persona
sea diferente, los valores de la familia pueden y deben ser los mismos. Por eso
es recomendable que entre todos los que conforman nuestra familia definamos los
valores que nos garanticen una unidad y una convivencia armónica.
Ahora, el valor por excelencia en la vida de la familia es
el amor. Éste implica un encuentro personal con el otro, a través de un
sentimiento profundo que acepta a cada uno como es; porque un amor sano permite
al otro ser él mismo a pesar de nuestros prejuicios, nuestra forma de ser y de
ver las cosas. Esto significa que dar amor es permitir a los demás ser como son
y no como nosotros queremos que sean.
El amor requiere, además, apertura por parte del otro y por
parte propia. Darse a conocer desde el interior sin miedo a ser juzgado,
agredido o menospreciado; y conocer al otro sin intentar sacar provecho de él.
El amor, como la familia, se construye. Comprende convivencia, es decir,
compartir tiempo reunidos en armonía. Buscar gustos, intereses y actividades de
interés mutuo.
Cultivar el amor es clave, y para lograrlo te sugerimos
estos cinco hábitos que nos permiten dar y recibir amor de una manera sana:
Establecer un momento para estar juntos
Este hábito nos indica que las relaciones personales crecen
y se fortalecen a través de las reuniones familiares. Es sano que cada familia
defina un momento al día, a la semana o al mes para compartir tiempo cara a
cara y realizar actividades placenteras y divertidas. Este tiempo, además, nos
ayuda a transmitir y, al mismo tiempo, a conocer las actividades, los
problemas, los planes, etcétera, que tiene cada uno de los integrantes de la
familia.
Expresar los sentimientos
Siempre es sano expresar nuestros sentimientos, pero para
hacerlo se deben cumplir ciertas condiciones. Si sus sentimientos son
positivos, comuníquelos cuantas veces pueda: un “te quiero”, un “te admiro”, un
“te extraño”, son palabras que nos acercan. Por el contrario, si sus
sentimientos son negativos, tómese el tiempo que sea necesario para
transmitirlos y dígalos en forma clara y directa. No se trata de reprender,
criticar o hacer daño al otro; se trata, por el contrario, de hacer ver nuestro
punto de vista respecto a algo, pero con cariño y respeto.
Realizar con frecuencia un autoexamen
Muchas veces nos empeñamos en creer que tenemos la razón y
por eso nos disgustamos con los demás, o los ignoramos por tener un punto de
vista ajeno al nuestro. Sin embargo, vivir el amor significa dejar a un lado
las debilidades de los demás y concentrarse en los propios errores, con el fin
de cambiar y ser mejores cada día. Hacer un autoexamen al mes puede ayudarnos a
lograr este objetivo, para incentivar el crecimiento propio y el de los demás.
Ponerse en los zapatos del otro
Esta frase, de cajón nos da un hábito imprescindible para
construir el amor en la vida familiar. Siempre, en cualquier circunstancia,
positiva o negativa, nos debemos poner en el lugar del otro para comprender sus
sentimientos y sus actos. Es lo contrario a juzgar, porque se trata de intentar
vivir lo que el otro está viviendo, así sea por un momento, a fin de entender y
ayudar a esa persona en determinada situación.
Buscar el bien para todos
El amor hacia los demás nace en parte del amor hacia uno
mismo. Por eso, cuando queremos vivir el amor en familia buscamos el bien
propio y el de los demás. A pesar de las diferencias y de las debilidades que
existen entre los miembros de una familia, siempre debemos encontrar el bien
para todos. Por ello es sano lograr el beneficio propio y, al mismo tiempo, el
beneficio de los demás a través de nuestros actos.
Intenta mantener y practicar estos cinco hábitos para
cultivar el amor en tu familia, a pesar de la falta de tiempo, de las
diferencias y de los problemas que puedan surgir. Hacer el esfuerzo por
lograrlos, tú lo verás, vale la pena.
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